Leonor suelta tacos y dice palabrotas, es muy mal hablada, tanto que en el Blas de Lezo le han puesto mote
Los compañeros de Leonor están muy sorprendidos por su lenguaje
Desde fuera, siempre se ha tenido la sensación de que Leonor es una joven muy fina con un carácter propio de lo que debe ser la Princesa de Asturias. En este sentido, Letizia se ha encargado de que su hija proyecte al mundo una imagen muy alejada de la realidad. Pues, lejos de ser una chica de perfectos modales, en las distancias cortas, Leonor no es tan diferente del resto de chicas y chicos de su edad. Pues, como todos, tiene su carácter y una forma de hablar mucho más basta de lo que uno se imaginaría.
En este sentido, a pesar de que ya venían advertidos por los comandantes y oficiales de Elcano, la realidad es que nadie esperaba que Leonor fuera una persona tan malhablada. De hecho, algunos llegan a decir que las formas en las que la Princesa de Asturias llega a hablar, resultan muy impactantes para sus compañeros, que cuando suelta alguna de sus perlas, quedan atónitos.
Cuando tiene confianza, Leonor es otra
Según hemos podido saber, gracias a fuentes cercanas al Blas de Lezo, no hay nadie que haya quedado indiferente por la forma de ser de Leonor. Es una chica muy diferente de la que aparenta ser delante de las cámaras. Algo que va mucho más allá de su forma de hablar, la cual lo lleva todo al siguiente nivel. Pues, en las distancias cortas, poco queda de esa joven refinada y con un carácter aparentemente dulce y tranquilo.
Cabe destacar que esa naturalidad a veces resulta incómoda. Pues, tal y como cuentan, Leonor es tan mal hablada que en el Blas de Lezo no la reconocen como una Borbón. Creen que es imposible que la Princesa de Asturias hable así. Es por este motivo que la llaman la Ortiz. Ya que por su forma de hablar bromean con que es imposible que la sangre azul corra por sus venas.
Así pues, Leonor no está dejando unas sensaciones demasiado agradables en el Blas de Lezo, donde nadie esperaba que la Princesa de Asturias tuviera unas formas tan bastas a la hora de hablar en el día a día. Ni siquiera cuando está enfadada.