Juan Carlos I empeora, tiene la pierna izquierda totalmente rígida y no puede andar
El estado físico del rey emérito Juan Carlos I empeora sin frenos
Las alarmas no dejan de sonar en el entorno del rey emérito. Hace un par de semanas se esperaba la reaparición pública de Juan Carlos I en las regatas de Sanxenxo, pero no se produjo. Lejos de ser una decisión discrecional, responde a un deterioro físico cada vez más visible y preocupante. Las últimas informaciones apuntan a que la pierna izquierda del monarca ha quedado prácticamente inmovilizada, según fuentes cercanas, y su capacidad para andar es ya nula.
Aunque su presencia en Galicia nunca llegó a confirmarse oficialmente, se daba por hecha. Los círculos más próximos a Juan Carlos aseguraban que haría todo lo posible por asistir, como cada año, a su cita con el Bribón, la embarcación que ha sido símbolo de su pasión por la vela. Sin embargo, en esta ocasión fue imposible: su salud ha empeorado de forma acelerada en lo que va de 2025.

La silla de ruedas se convierte en la amiga inseparable de Juan Carlos I
A sus 87 años, el antiguo jefe del Estado arrastra una larga historia de intervenciones quirúrgicas. Sus caderas y rodillas han sido operadas en numerosas ocasiones, y los efectos acumulativos de la artrosis y la degeneración ósea se han vuelto insostenibles. Desde hace meses, su equipo médico ya advertía que sus problemas de movilidad serían progresivos. Ahora, ese temido momento ha llegado: su pierna izquierda ha perdido por completo la funcionalidad.
A esta realidad se suma otro revés. Los tratamientos de medicina regenerativa con células madre, a los que se aferraba con la esperanza de recuperar algo de autonomía, han dejado de surtir efecto. Los médicos han sido claros: no queda otra opción que resignarse a una silla de ruedas permanente.
Este golpe ha tenido un fuerte impacto emocional en Juan Carlos I. Desde su entorno confirman que el emérito se encuentra abatido, ha reducido al mínimo sus salidas e incluso se niega a comer con regularidad. “No quiere verse como una persona dependiente”, confiesan quienes le visitan, según recogía Monarquía Confidencial. El temor a perder su independencia y su visibilidad pública es algo que no ha logrado aceptar.

Los expertos apuntan a que Juan Carlos I no podrá participar en más regatas
Aunque sigue instalado oficialmente en Abu Dabi, el rey emérito pasa cada vez más tiempo en Ginebra, donde se somete a sus revisiones médicas periódicas. La cercanía geográfica con España y la presencia de un sistema sanitario más accesible hacen pensar que, tarde o temprano, podría establecerse de forma definitiva en Suiza, a la espera de que le dejen regresar a España indefinidamente.
Por ahora, lo único claro es que su participación en nuevas regatas, incluso como mero acompañante, está prácticamente descartada. “El Bribón requiere agilidad y reflejos”, señalan fuentes del club náutico, “y hoy por hoy, Juan Carlos no podría subir a bordo ni siquiera para sentarse”.