Exclusiva: Luis Pliego, director de la revista Lecturas, desvela una a una todas las claves de la demanda del rey Juan Carlos a Corinna

El rey Juan Carlos ha dicho basta. Después de muchos años en silencio, el emérito ha llevado a cabo varios movimientos en las últimas semanas para defenderse, a su parecer, de comentarios e injusticas. Primero salió a la luz la querella contra Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria, por una serie de “expresiones injuriosas, difamantes y oprobiosas que lesionan su derecho fundamental al honor”, decía el comunicado.

Pocos días después, Pilar Eyre anunciaba que el marido de la reina Sofía había demandado a Corinna Larsen, la que fue su amante y amiga hasta 2019. “Se trataría de una demanda por atentar contra el honor y el fundamento está en que todo lo que ha dicho Corinna tanto en entrevistas como en podcast y documentales no ha podido ser probado”, explicó Luis Pliego, director de la revista Lecturas, en ‘TardeAR’.

Pero hay más. Además de proteger su imagen, el padre de Felipe VI querría recuperar una cantidad de dinero que le dio a Larsen hace años. Pero, ¿Cuál es el problema exactamente? ¿Qué le reclama el emérito a la empresaria alemana? Pliego ha desvelado todas las claves.

El dinero perdido

La relación de Don Juan Carlos con Corinna Larsen no fue una simple aventura. El entonces rey estaba realmente encandilado con la joven. Pasaban tiempo juntos, llegaron a convivir como una pareja e incluso el emérito le pidió que se casara con él, tal como relató Larsen en un pódcast. Un movimiento que conllevaría el divorcio de la reina Sofía y toda una crisis en la Casa Real española.

Sin embargo, todo se truncó hace seis años, llegando a su punto más álgido con esta demanda por una gran cifra de dinero. ¿Qué pasó exactamente? “Esos 65 millones que le reclama el emérito a Corinna, él le dice: ‘Guárdamelo que tenemos que solucionar un tema fiscal y cuando lo regularicemos me lo devuelves'”, ha relatado el periodista.

Esa cantidad se depositó en un banco suizo para mantenerla a buen resguardo. No obstante, “la entidad financiera donde estaba ese dinero levantó la mano diciendo que no sabia de donde provenía ese dinero”, ha explicado Luis. Esto hizo que tuviera que moverse y, actualmente, “ese dinero esta fuera de Suiza”.

¿Cómo se llevo a cabo? Según el directo de la revista, “el abogado y ella hicieron un triple entramado, dividiendo el dinero en marcos suizos, dólares y euros y lo repartieron en tres paraísos fiscales“, ha destapado Pliego. Ahora, tanto tiempo después, el emérito querría recuperar esa cifra para “pagarse la manutención en Abu Dabi, dejar buena herencia a sus hijas…”.

A esta información, Juan Luis Galiacho ha querido añadir que ese dinero “era una donación”. En aquel entonces, Juan Carlos “aún era el rey de España y le dijo ‘guárdamelo’, pero debería haberlo tributado en España“, ha señalado. “Era una evasión fiscal. Debería haber tributado como donación a Corinna Larsen”, ha finiquitado.

Pilar Eyre sobre Corinna Larsen

“Una especie de reina en la sombra”. Con estas palabras, Pilar Eyre, experta en Casa Real, se refiere a Corinna Larsen en su último blog de la revista Lecturas. “Fueron ocho años en los que Corinna dominó con mano de hierro al jefe de estado“, ha afirmado. Ambos se conocieron en una finca del duque de Westminster en febrero de 2004. “Se pusieron a hablar de caza y dos días después consumaron su unión”, explica Eyre.

Desde ese instante, Larsen pasó a ser alguien clave en la vida del rey Juan Carlos. “Se volvieron insaciables, le enviaba ramos de flores a la misma hora en que se habían conocido, le escribía cartas a mano llenas de palabras de amor, la llamaba veinte, treinta veces al día, ‘qué haces’, ‘te echo de menos’ y después ‘mañana voy a verte'”, ha relatado la escritora.

Corinna se volvió una más en la familia hasta el punto de que seguía los mismos protocolos que la reina Sofía. “Hacían barbacoas en el jardín, citaba allí a sus amigos, le regaló una moto al niño y le enseñó a manejarla. Alexander empezó a llamarlo papá. Corinna tenía la misma escolta que la reina y seguían el mismo protocolo, si quería ir de compras se telefoneaba a la tienda para que la cerraran”, asegura Pilar.