Felipe VI, refugio en Mallorca lejos de Marivent para ligues y aventuras de cama, el mismo que usaba el padre

El Rey tiene un lugar de confianza en la capital balear

En el corazón del Paseo Marítimo de Palma de Mallorca se encuentra Sa Cranca, un restaurante que, lejos de ser un lugar cualquiera, se ha convertido en un escenario recurrente en la vida de la familia real española. Su dueño, Paco, es conocido por preparar dos platos que parecen tener un lugar especial en la mesa de la realeza: el arroz a banda favorito de Juan Carlos I y la paella que más disfruta Felipe VI. Durante años, este espacio ha sido sinónimo de discreción, buena gastronomía y también de momentos que han marcado la biografía del actual monarca.

Uno de los episodios más recordados ocurrió en 2002, cuando Felipe, entonces príncipe de Asturias, compartió una cena con la actriz Gwyneth Paltrow. Según relatan las crónicas sociales de la época, el encuentro fue organizado por Rosario Nadal, esposa del príncipe Kyril de Bulgaria, quien había invitado a la actriz estadounidense a pasar unos días en la isla. A esa cena acudieron, además, figuras como Chris Martin, Jaime de Marichalar y las infantas Cristina y Elena. El episodio quedó registrado como uno de los primeros acercamientos públicos entre Felipe y Paltrow, y situó a Sa Cranca en el centro de la atención mediática.

Un espacio de confianza para la realeza

La confianza en la discreción del restaurante ha sido clave para que tanto Juan Carlos I como Felipe VI lo eligieran a lo largo de los años. El local se convirtió en un refugio gastronómico donde podían compartir momentos sin la presión constante de los flashes. Por sus mesas han pasado personalidades de distintos ámbitos: desde políticos y empresarios hasta artistas internacionales y deportistas, reforzando la imagen de Sa Cranca como un punto de encuentro de relevancia en Mallorca.

restaurante sa cranca
restaurante sa cranca

Durante su juventud, Felipe VI fue visto en varias ocasiones en el restaurante acompañado de distintas amistades. Entre ellas figuran nombres conocidos como Isabel Sartorius o Eva Sannum, mujeres con las que mantuvo relaciones sentimentales antes de casarse con la reina Letizia. Precisamente, según fuentes cercanas, Letizia decidió no acudir al restaurante en aquellos primeros años de relación, al considerar que era un espacio al que Felipe había llevado a anteriores parejas.

Más allá de los rumores y la atención mediática, lo cierto es que Sa Cranca simboliza una continuidad en la vida de la familia real. Tanto Juan Carlos I como su hijo han mantenido el vínculo con este local, convirtiéndolo en parte de la tradición veraniega en Mallorca. Su ubicación, su oferta gastronómica y la discreción de su personal han sido determinantes para que siga siendo un lugar recurrente en la agenda privada de los Borbones.

Así, entre platos de arroz a banda y encuentros que ya forman parte de la memoria reciente, Sa Cranca se consolida como algo más que un restaurante: es un punto de conexión entre generaciones de la familia real y un escenario clave en la historia personal de Felipe VI.

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