Compañeros de Leonor en el Elcano aseguran a sus familias que ha sido amonestada en infinidad de ocasiones
En su regreso al Elcano, Leonor ha vuelto a comportarse igual de mal
Cuando Leonor dejó atrás su vida en el Elcano para pasar una semana en Zarzuela y, posteriormente, embarcar en el Blas de Lezo, para al cabo de unas semanas volver al Elcano y acabar lo que comenzó, era evidente que dejar atrás la pesadilla que había supuesto para ella ese paso por el buque escuela fue algo necesario para que pudiera seguir viviendo en paz. Sin embargo, pasar unos días lejos del estrés y de los problemas del Elcano no le ha servido de nada a una Leonor que ha vuelto a las andadas en su regreso, donde nada ha cambiado.
En los pocos días que lleva a bordo, Leonor les ha recordado a todos sus compañeros que sigue siendo la Princesa de España y que no tiene intención alguna de desaprovechar ni uno de sus privilegios. Más bien, todo lo contrario. Es la recta final y, tal y como cuentan los familiares de los demás guardiamarinas, ya no hay nada que le importe. Leonor está desatada y ha demostrado a todo el mundo que vive al margen de todo y sin importarle ni un pelo lo que le digan.
El comportamiento de Leonor va de mal en peor
Si echamos la vista atrás, vemos cómo Leonor pasó de luchar y esforzarse por realizar las mismas labores que el resto de sus compañeros a ser una persona caprichosa a la que solo le importa su propio beneficio. No tiene interés en ser una más; de hecho, rechaza serlo. Ella quiere disfrutar de un trato preferencial y lo aprovecha todo a su favor. Como cuentan, cada día recibe amonestaciones que, al final, acaban en nada, lo que resulta indignante para todos los demás guardiamarinas.
De este modo, el regreso de Leonor al Elcano no ha sido un nuevo comienzo. Más bien ha sido todo lo contrario: mantiene un comportamiento soberbio y considera que está muy por encima de sus compañeros, a quienes ningunea y considera auténticos tarugos.
Así pues, el regreso de Leonor no ha hecho ilusión a ninguno de los tripulantes del Elcano, que han visto cómo, con la Princesa de Asturias a bordo, la calidad de vida iba mucho a peor.