Alarma en Brasil: la princesa Leonor ingresa en el hospital nada más pisar tierra

La princesa Leonor atraviesa una de las etapas más difíciles de su formación militar: su travesía de seis meses a bordo del Juan Sebastián Elcano. Este viaje, que abarca 17.000 millas náuticas, llevará a Leonor a recorrer puertos de hasta 8 países distintos, convirtiéndose en una de las experiencias más intensas y exigentes de su vida. Aunque la joven ha disfrutado enormemente de sus momentos libres junto a sus compañeros de tripulación, la realidad de la vida a bordo se le está haciendo más dura de lo esperado.

Desde sus primeros días a bordo, la princesa ha padecido lo que se conoce como el “mal de tierra”. Este síndrome, que afecta principalmente a marineros y navegantes tras pasar largo tiempo en el mar, se produce cuando el cuerpo se ha adaptado al balanceo constante del barco.

La etapa más dura de la formación militar de la princesa Leonor

El doctor David Sánchez Guzmán, consultado por la revista Lecturas, apuntó que el trastorno “se manifiesta cuando, al pisar tierra firme, el órgano del equilibrio sigue percibiendo el movimiento del barco, provocando una sensación constante de mareo y malestar”. Este fenómeno es “común en personas sin experiencia previa en largas travesías y puede durar varios días”, lo que ha dificultado aún más la adaptación de la princesa al ritmo de vida en el mar.

A pesar de este contratiempo, Leonor ha tenido que ajustarse a las estrictas rutinas del buque, cumpliendo con las mismas exigencias que el resto de sus 75 compañeros. Estas rutinas no son fáciles de seguir; requieren gran esfuerzo físico y concentración. Aunque la princesa ha demostrado gran capacidad para centrarse en las tareas, los aspectos físicos de la travesía le están resultando más complicados. De hecho, Leonor llegó a la Escuela Naval de Marín en una condición física bastante baja, y aunque ha intentado mejorar, aún no ha logrado alcanzar su mejor estado.

Leonor se somete a pruebas médicas en Brasil

La situación de la princesa se complicó aún más cuando, en la madrugada del martes al miércoles, empezó a sentirse indispuesta. Según informantes, experimentó malestar y vómitos, lo que generó preocupación entre los miembros del equipo. Ante estos síntomas, se decidió que Leonor permaneciera en su camarote hasta que su salud mejorara. Durante estos días, la princesa ha estado bajo supervisión médica constante mientras se evaluaba su estado de salud. No pudo participar en las actividades diarias del barco, lo que aumentó las inquietudes sobre su bienestar.

Mientras tanto, los altos cargos han decidido someterla a pruebas médicas a su llegada a Brasil. Quieren hacerle analíticas para descartar cualquier dolencia preocupante o algún tipo de bacteria que pueda derivar en algo peor. Las autoridades desean asegurarse de que no haya ninguna complicación que pueda poner en riesgo su participación en la travesía y su salud en general.