Leonor que preocupa a la cúpula militar por sus problemas físicos

Leonor no habría podido aprobar si no fuera Princesa de Asturias

Leonor que preocupa a la cúpula militar por sus problemas físicos

En los pasillos silenciosos de las academias militares ya no se habla con tanto entusiasmo de la princesa Leonor. Lo que comenzó como un proyecto impecable para reforzar su imagen pública empieza a generar dudas dentro de la cúpula castrense. Y es que, aunque el plan diseñado desde Zarzuela buscaba forjar en ella la figura de una futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas, la realidad del día a día ha evidenciado carencias físicas que no pasan desapercibidas entre quienes la entrenan.

La realidad es que, en el terreno académico y teórico, Leonor cumple con lo esperado, incluso logra destacar en determinados ejercicios. Sin embargo, cuando se trata de pruebas físicas, su rendimiento se derrumba: la resistencia, la fuerza y las maniobras de campo se convierten en obstáculos demasiado grandes. No es falta de actitud, reconocen algunos, sino un límite físico que arrastra desde siempre y una evidente falta de preparación previa. El ejército exige un nivel que, para la heredera, resulta inalcanzable.

Leo

Leonor no ha sido evaluada de la misma forma

De este modo, si no llevara consigo el peso de la Corona, cualquier cadete con esos resultados habría sido apartado de inmediato. Pero con Leonor la vara de medir cambia, y todos lo saben. Entre los militares se comenta con discreción que el único motivo por el que sigue en la academia es su condición de heredera. En circunstancias normales, su expediente ya estaría cerrado y su plaza, ocupada por alguien capaz de cumplir los estándares reales.

Y es que, en septiembre, afrontará la etapa más exigente en el Ejército del Aire. Allí, como en fases anteriores, recibirá un trato diferenciado y todas las facilidades para evitar cualquier fracaso. Nadie duda de que regresará con un expediente brillante y un historial intachable, pues el relato oficial ya está escrito de antemano: la princesa preparada y ejemplar que el Palacio necesita mostrar.

Así pues, lo que se murmura lejos de las cámaras es que Leonor se mantiene en este camino únicamente porque su sangre lo dicta. Cualquier otro cadete con su rendimiento ya habría sido apartado. Pero en su caso, el uniforme y las medallas no son fruto de un esfuerzo sobresaliente, sino la consecuencia inevitable de un destino marcado por la Casa Real.

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