El primer desamor de la infanta Sofía: sigue enamorada… pero él ya no está
Para muchos, el primer amor llega como una ráfaga dulce y emocionante. Pero también puede doler. La infanta Sofía, la hija menor de los Reyes de España, lo está viviendo en carne propia.
Después de dos años en el internado UWC Atlantic College de Gales —donde quiso alejarse de la rigidez de Zarzuela y vivir como una adolescente más—, Sofía ha cerrado una etapa que la marcó profundamente. Y no solo por los estudios o los nuevos amigos, sino porque allí conoció a su primer gran amor. Un vínculo especial que terminó rompiéndose antes de volver a casa.
Una historia que empezó con libertad… y terminó con distancia
Sofía eligió Gales para vivir lejos del protocolo, de las cámaras y de las decisiones tomadas por otros. Como su hermana Leonor, buscaba crecer a su ritmo. Lo logró. En el internado se ganó el cariño de todos: sus profesores destacan su empatía, su calidez, su actitud de compañera. Pero mientras maduraba como persona, también se abrió al amor. A una historia sencilla, sin flashes ni títulos, con un chico de su edad.
La relación fue importante para ella, lo sigue siendo. Sofía aún está enamorada, dicen quienes la conocen de cerca. Pero él, simplemente, ya no está. Se acabó. Y eso le ha dolido.
Un adiós sin escándalos, pero con corazón roto
No hubo drama. Solo caminos que se separan. La distancia física y emocional, las decisiones de futuro —y quizás las presiones externas— acabaron rompiendo lo que para Sofía era especial. Él, al parecer, es de Madrid. Aunque compartan ciudad, no quieren verse. O al menos él no.
Y eso, para una joven que ha vivido siempre en un entorno controlado, que por fin saboreaba cierta libertad, duele más de lo que muchos podrían imaginar.
Lo que viene: empezar de nuevo, con cicatrices y más fuerza
Sofía ya tiene claro su próximo paso: estudiará Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en Forward College, una universidad que le permitirá vivir en distintas ciudades europeas durante la carrera. Un plan que refleja su deseo de construir su camino, lejos de moldes.
Quizás ahí, con nuevas experiencias, nuevos entornos y nuevas personas, esa herida vaya cerrando. Y si no… al menos sabrá que también el desamor forma parte del crecimiento.
Sofía sigue enamorada. Pero está aprendiendo a seguir adelante. Como todos alguna vez tuvimos que hacer.